viernes, 20 de abril de 2018

UNA DEMOCRACIA DEVALUADA




"UNA DEMOCRACIA DEVALUADA"
Publicado en el diario "El Progreso" el 27 de diciembre de 2015
(traducción al castellano)

Vivimos en una democracia procedimental absolutamente exigua que no ayuda a comprender la esencia del propio sistema democrático. Hace falta recordar alguno de los valores y actitudes que subyacen a la palabra “democracia”: la representación efectiva de la oposición política, el control del sistema democrático por la ciudadanía con el fin de que no degenere en un poder arbitrario, el respeto por las virtudes personales y públicas como la modestia, el afán de verdad y la transparencia. 

Uno de los grandes problemas de la democracia contemporánea consiste en interpretarla como procedimiento, incorporando el pensamiento único (hoy, neoliberal) y excluyente, marginando las críticas y satanizando a los críticos, diluyendo la asunción de responsabilidades, la esencia plural de la ciudadanía y el valor del diálogo en la calle. ¿Cómo reaccionar ante una situación que se puede catalogar como “democracia de malos usos”, “democracia inhóspita” en la que lo poder político neoliberal hace tiempo que perdió el sentido de la dosis? Recuperando la sociedad civil como eje de cualquier proyecto transformador de la sociedad y del sistema político. Como ha dicho Adela Cortina, el ciudadano en una comunidad democrática es aquel al que se le reconocen y protegen un conjunto de derechos y que guarda también hacia esa comunidad una relación de lealtad y de responsabilidad. Para ahondar en el carácter democrático es imprescindible que la ciudadanía asuma activamente sus responsabilidades convirtiéndose en protagonista de una sociedad más justa y más libre. Pero el poder político deberá recordar, también, que su legitimidad radica en servir al pueblo que es precisamente el que lo elige.

En la actual situación de clara involución social y política es necesario regenerar y revitalizar la democracia a través de la sociedad civil pidiendo canales políticos e institucionales más abiertos que faciliten la participación activa y deliberativa de la ciudadanía. ES necesario, luego, radicalizar el ideal democrático y convertir al “ciudadano votante” en “ciudadano participante, contestatario y movilizado” ante la ausencia de derechos y libertad básicas y ante el poder político arbitrario y dogmático. Hace falta, también, recuperar la concepción de la democracia moral y pedagógica, la democracia como actitud ética y escuela de libertad y autonomía de los ciudadanos. Por eso también es indispensable no olvidar la importancia de la educación moral con la finalidad de reforzar y mejorar las virtudes cívicas de los futuros ciudadanos. No debemos olvidar que la cantidad de poder que el Estado ejerce sobre la ciudadanía es inversamente proporcional al desarrollo moral de los individuos.
        



VERSIÓN ORIXINAL EN GALEGO

Vivimos nunha democracia procedimental absolutamente exigua que non axuda a comprender a esencia do propio sistema democrático. Cómpre lembrar algún dos valores e actitudes que subxacen á palabra “democracia”: a representación efectiva da oposición política, o control do sistema democrático pola cidadanía co fin de que non dexenere nun poder arbitrario, o respecto polas virtudes personais e públicas como a modestia, o afán de verdade  e a transparencia. Un dos grandes problemas da democracia contemporánea consiste en interpretala como procedemento, incorporando o pensamento único (hoxe, neoliberal) e excluínte, marxinando as críticas e satanizando aos críticos, diluíndo a asunción de responsabilidades, a esencia plural da cidadanía e o valor do diálogo na rúa.

Como reaccionar ante una situación que se pode catalogar como “democracia de malos usos”, “democracia inhóspita” na que o poder político neoliberal hai tempo que perdeu o sentido da dose? Recuperando a sociedade civil como eixo de calquer proxecto transformador da sociedade e do sistema político. Como ten dito Adela Cortina, o cidadán nunha comunidade democrática e aquel ó que se lle recoñecen e protexen un conjunto de dereitos e que garda tamén cara esa comunidade una relación de lealdade e de responsabilidade. Para afondar no carácter democrático é imprescindible que a cidadanía asuma activamente as súas responsabilidades convertíndose en protagonista dunha sociedade máis xusta e máis libre. Pero o poder político deberá lembrar, tamén, que a súa lexitimidade radica en servir ao pobo que é precisamente o que o elixe.

Na actual situación de clara involución social e política é necesario rexenerar e revitalizar a democracia a través da sociedade civil pedindo canles políticos e institucionais máis abertos que faciliten a participación activa e deliberativa da cidadanía. É necesario, logo,  radicalizar o ideal democrático e convertir ao “cidadán votante” en “cidadán participante, contestatario e mobilizado” ante a ausencia de dereitos e liberdades básicas e ante o poder político arbitrario e dogmático. Cómpre, tamén, recuperar a concepción da democracia moral e pedagóxica, a democracia como actitude ética e escola de liberdade e autonomía dos cidadáns. Por iso tamén é indispensable non esquecer a importancia da educación moral coa finalidade de reforzar e mellorar as virtudes cívicas dos futuros cidadáns. Non debemos esquecer que a cantidade de poder que o Estado exerce sobre a cidadanía é inversamente proporcional ao desenvolvemento moral dos individuos.

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